10 claves para SABER CORRER con cuerpo, mente y esencia

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A correr se aprende todos los días, pero la experiencia nos brinda la capacidad de conocer nuestro cuerpo y saber identificar lo que nos beneficia y lo que nos limita como corredores. Este año celebro 10 años desde que comencé a correr y por eso quiero compartir 10 cosas que he ido aprendiendo en este tiempo que, al conocerlas, me han ayudado a saber correr con cuerpo, mente y esencia:

1. Respetar la individualidad:

Cada cuerpo es distinto, y así como cada quien responde de manera diferente a los estímulos del entrenamiento, también cada persona tiene una vida que lo acompaña con situaciones cotidianas, problemas, horarios que hay que saber ajustar en un plan de entrenamiento.

Hay corredores que trabajan todo el día y tienen un sinfín de responsabilidades que atender, como hay corredores que tienen tiempo suficiente para dedicarlo a su recuperación y descanso. Ninguno es mejor que el otro, simplemente lo ideal es que cada quien tenga un plan diferente que se adapte a su estilo de vida.

2. Cumplir la progresión y adaptación:

Así como un edificio mal construido, si un corredor no se preocupa por armar una buena base, puede ser que el edificio se construya y que incluso pasen varios años antes que se vea fracturado de alguna manera, pero en cualquier movimiento sísmico el edificio se vendrá abajo.

En el caso de los corredores, sin importar el nivel en el que esté, si se busca alcanzar una meta, sin respetar los procesos, quizás el resultado sea positivo en el momento, pero con el pasar de los años, tal como el edificio, esas bases cederán y los años de vida deportiva podrían verse reducidos.

3. Fortalecer todo el cuerpo:

El trabajo de fortalecimiento tiene múltiples variables y cada entrenador lo maneja a su modo, pero hay una constante que nos beneficia muchísimo a los corredores que es el fortalecimiento de todo el cuerpo con ejercicios que nos preparen para cualquier situación que nos espere en la montaña o en el asfalto.

El trabajo de fuerza no solo ayuda a que nuestros músculos estén listos para exigirnos al máximo en cada prueba, sino que mentalmente también nos entrenamos para que el cuerpo sepa hasta dónde puede llegar y que siempre puede dar un poquito más.

4. Trabajar la resistencia:

Los deportistas que entrenan la resistencia tienen de 3 a 4 veces más enzimas oxidativas y de 2 a 3 veces más capilares por fibra muscular. Esto lo que quiere decir es que la fibra muscular tiene asegurado un mayor aporte y una mejor utilización del oxígeno. Es decir, después de un entrenamiento de resistencia el cuerpo tendrá mayor capacidad de consumir oxígeno que será convertido en energía y ésta en movimiento.

Al igual que el fortalecimiento, trabajar la resistencia nos ayuda a fortalecernos mentalmente y soportar cargas que nos lleven a romper nuestros límites, pero para hacerlo correctamente es importante conocernos, respetarnos, exigirnos lo debido y atrevernos a romper barreras.

5. Mejorar la técnica de carrera:

Soy de las que piensa que no existe la técnica de carrera perfecta. Muchos expertos han estudiado la mecánica del movimiento y se han identificado diversos factores que ayudan o mejoran la eficiencia de cada paso corriendo, pero la verdad es que la técnica de carrera es tan personal como la talla de tus zapatos.

Sin embargo, sí es posible conocer nuestro cuerpo al punto de saber cuáles de esos factores podemos mejorar en la técnica personal, y cuáles podemos adaptar a nuestra forma, estilo y biomecánica. Aun cuando la técnica no sea perfecta, trabajar en identificar y mejorar las fallas, ser conscientes de cada uno de nuestros movimientos, es vital para saber correr.

6. Sin descanso no hay mejoras:

El descanso es tan importante como el entrenamiento para poder mejorar. Por eso lo llaman “entrenamiento invisible”. Esto se debe a que es en esta etapa de recuperación, luego de llevar a tu cuerpo a una exigencia máxima, que ocurre la supercompensación, la cual no es más que ese proceso que irá elevando la línea base sobre la cual entrenas, bien sea corriendo, fortaleciendo, etc.

El descanso no solo nos ayuda a que nuestro cuerpo asimile el trabajo y se vayan derribando barreras de tiempo, de esfuerzo, e incluso limitaciones mentales, sino que también nos ayuda a escucharnos mejor; a saber cuando estamos listos y cuando el cuerpo nos grita que necesita atención especial. Si aprendemos a escuchar a nuestro cuerpo en la fase de descanso, serán muchas las lesiones que sabremos evadir a tiempo.

7. Fortalecer mi instinto:

La montaña ha sido una maestra para aprender constancia y superación personal. Correr es un deporte solitario, y si hablamos de hacer rutas de montaña más aún. Cuando corremos, por mucho que lo hagamos en compañía de una pareja o un grupo, las sensaciones son cien por ciento personales y solo nosotros sabemos cómo nos sentimos y qué pensamientos atacan la mente para forzar al cuerpo a detenerse.

Dominar el miedo sin evadirlo, escucharnos con inteligencia y bloquear los saboteos son técnicas que solo nos enseña la experiencia y el atrevernos a retarnos nosotros mismos. Fortalecer el instinto es parte importante de un plan de entrenamiento, pero el trabajo diario no te lo asigna nadie, lo diseñas tú mismo.

8. Seguridad en la montaña:

La naturaleza, y en especial la montaña, se caracterizan por su variado y cambiante terreno. Los corredores de trail running deben desarrollar la capacidad de adaptarse al medio casi de inmediato, y por esto la seguridad cobra un rol importante en el desempeño deportivo.

No hay que ser alpinista o escalador para aprender a respetar los límites que la montaña impone. Basta con decidir recorrerla para saber que estamos expuestos a las pruebas que ella nos haga superar. Existen múltiples técnicas de seguridad aplicadas por guías de montaña y expertos senderistas, pero la que me parece más importante recordar para los corredores es no creernos más poderosos que ella subestimando el clima, la oscuridad, el tiempo y el desnivel.

9. Desarrollar mi capacidad volitiva:

Estudios afirman que «la fuerza de voluntad puede llegar a reducir, de manera significativa, el gasto energético del deportista en la realización de la actividad deportiva, y que al contrario, realizarlo de manera negativa, las necesidades energéticas aumentan y deterioran el rendimiento».

Las capacidades físicas no vienen solas, y aquellos que no pasen las pruebas de independencia, firmeza y autodominio, decisión, perseverancia, entre otras, no podrán aumentar la exigencia en su entrenamiento para superar sus propias marcas y retos deportivos.

10. Autodescubrirme con conocimiento:

No fue sino después de mucho tiempo que llegué a descubrir mi porqué; esa razón que va más allá de la razón y que te mantiene corriendo durante horas, o que te hace llevar tu cuerpo al límite, sea cual sea (para muchos su límite es simplemente no caminar).

La meta tiene un significado distinto para cada corredor. Es por eso que los psicólogos y coachs deportivos hablan de diferentes tipos de motivación. Pero la motivación intrínseca es la más importante ya que es aquella que no depende de refuerzos externos, es decir, se trata de nuestro porqué, ese que nadie puede alterar y el que nos dará la fuerza para elegir sabiamente seguir adelante, o no.

El conocimiento me ayudó a entenderme a mí misma, y al ser consciente de mis procesos pude descubrir los verdaderos motivos por los que hago lo que hago. Es en ese momento que la disciplina deja de ser un reto y se convierte en el motor de todos tus días.