Así como no debes estrenar nada el mismo día de una carrera o cuando vas a hacer una ruta larga de montaña, también es recomendable que pruebes, con anticipación, el equipo que tienes pensado usar.
La idea es que, no solamente te asegures de que todo lo que llevarás puesto te ofrecerá la comodidad que necesitas, sino que vayas manejando las sensaciones y preveas lo más que puedas, cualquier imprevisto como una trenza que se desata con facilidad, una costura que te roza en la entrepierna, etc.

Intenta llenar el camelback (o mochila) con la misma capacidad que tienes pensado llevar en la prueba o paseo largo, y evalúa qué tan bien te sientes con ese peso ¿Hace falta distribuir mejor las cargas? Esos pequeños detalles pueden marcar una gran diferencia en que tu ruta sea un verdadero disfrute o una verdadera pesadilla.
Si tienes pensado usar bastones, más aún debes prever cómo te sientes con ellos y practicar la técnica, tanto en las subidas como en las bajadas y llanos. Asegúrate que los tienes bien ajustados a tu medida y que no te molestarán cuando los pliegues para guardarlos, en el caso de poder y querer hacerlo.
¿Cuando es mejor probar el equipo?
El mejor momento para salir a probar tus equipos es ese entrenamiento en el que tu único objetivo es salir a medir sensaciones. Generalmente son entrenamientos cortos, de base aeróbica suave y que puedes hacer con mayor tranquilidad.
Desde una pequeña costura en una media, hasta una mochila inadecuada, pueden hacerte el camino muy incómodo y hasta causarte una lesión por compensar intentando evitar el dolor. Revisa cada detalle por mínimo que parezca y asegúrate de salir a disfrutar y no a sufrir.