Si, el Día de la Mujer es un día que celebramos todos los días, pero también es una lucha que llevamos desde que nacemos y a la que cada mujer se compromete a aportar su granito para dejarle a las nuevas generaciones una carga menos.
Es hora de que las mujeres dejemos de intentar cumplir nuestros sueños pensando en que tendremos que demostrar que sí podemos hacerlo. La celebración del Día Internacional de la Mujer es un día al año porque es el día en que recordamos a cada una de las valientes que se ha atrevido a romper el molde que la sociedad nos ha impuesto y nos ha liberado de cargas que ojalá pronto queden en el olvido.
A las mujeres se nos ha encasillado en un molde desde siempre en el que de nos destaca una de la otra es por la belleza, las habilidades en las tareas de hogar y el poder ser una madre abnegada sin olvidar todo lo anterior. Cualquiera de nosotras que salga del molde es aplaudida y valorada como una súper mujer. ¿Pero qué pasa si una mujer fracasa en ese intento de romper esquemas?
Todavía nos falta limpiarles el camino a las niñas que vienen a este mundo en el futuro. Seamos libres de vivir sin esquemas, sin etiquetas, sin tener que blindarnos para que nos crean invencibles porque no podemos demostrar lo contrario. Las mujeres queremos poder fracasar igual que los hombres y que no se piense que el motivo fue, simplemente, el hecho de ser mujer.
Hoy en una entrevista a Stefi Troguet, alpinista española que intenta escalar los 14 ocho miles sin oxígeno suplementario, escuché que decía “Si un hombre intenta una cumbre, y lo logra, es lo normal, pero si una mujer lo intenta y lo logra, es algo extraordinario”.