¿El 2021 fue un mal año? Yo lo pensé cuando llegó diciembre y muchas de mis metas personales seguían sin cumplirse. Sin embargo asumí que los retos no pueden verse siempre como pérdidas cuando el camino se nos pone difícil.
Sentirme mal conmigo misma sería tan egoísta sabiendo la cantidad de proyectos importantes en el mundo que no se desarrollaron, cumbres que no se lograron, retos que no pudieron ser, personas que nos dijeron adiós intentando algo, en fin, un 2021 lleno de obstáculos y sorpresas, muchas no tan gratas.
Arriesgarse ya es ganancia y quien está dispuesto a tomar riesgos, a atreverse a algo, a hacer que suceda, también debe saber que hay posibilidad de perder, pero que perdiendo también se gana.
¿Y qué pasa si no ganas?
Visualizar el triunfo es necesario, incluso creo que es fundamental, pero también hay que tener muy claro quiénes somos si no lo logramos. En todo sentido, en tu vida diaria, ¿qué te da satisfacción? ¿El resultado o el proceso? Cada quien tendrá su respuesta, pero el haber dado el primer paso, intentar lograr algo y saber que lo diste todo para alcanzar ese sueño, debería ser suficiente ganancia. Lo demás solo son consecuencias.
La ganancia de todo lo que hagas en la vida está en la energía que le pongas, en lo que aprendas durante el proceso, en saber equilibrar las sensaciones que te sabotean, en librar todos los obstáculos que se te presenten y al final tener un saldo a favor contigo mismo.