“Esa que se ve allá, será la bajada” nos decían durante la entrega de materiales, desde el Complejo Deportivo Llano Tesa, señalando la cresta de montaña que enmarcaba el paisaje a lo lejos. Allí mismo, en los Llanos de Aridane de la Isla de la Palma, estuvo ubicado el arco de llegada de la duodécima edición de Transvulcania 2022 desde unos días antes, para llenarnos de emoción e incertidumbre a quienes pudimos acercarnos a verlo, mostrarle nuestro saludo de respeto, y por supuesto, visualizarnos allí.
Un sin fin de stands de marcas y un mural gigante para ser firmado por todos fue el atractivo principal de la Ultra Trail Village que por tres días se mantuvo recibiendo corredores para registrarnos, hacer el retiro del kit, marcar el chaleco y colocarnos la pulsera oficial de la distancia que correríamos.
Horas más tarde, después de conocer un poco la Isla de la La Palma y tocar el mar con arena negra de la playa que nos recibiría luego de 3.372 mts en negativo (bajada) nos fuimos a descansar y preparar todo para el gran día.
Las camas del hostal Casa La Encantada estaban invadidas con el material obligatorio con el que todos los huéspedes correríamos al día siguiente. Si, casi todos éramos corredores de diferentes países y ciudades de España. Unos correrían la distancia corta (28 kms con 3700 de desnivel) otros haríamos el maratón (45kms con 6.100 acumulados) y los más valientes se aventuraban por el ultra (75 kms con más de 9.100 de desnivel acumulado).
Un comedor lleno de platos de pasta en la noche, conversaciones en distintos idiomas y acentos, mochilas ya listas y nervios a mil, despidieron un día lleno de emociones para intentar dormir desde temprano, al menos quienes pudieran hacerlo con el concierto de ronquidos que nos ofreció alguno de los huéspedes que jamás pudimos identificar.
Eran las 6y15 am, hora en que el autobús de la organización pasaría por nosotros para llevarnos al Pino de la Virgen, lugar de salida de la carrera cuya largada sería a las 7:30am.
Al llegar habían unos 15 grados y una hora de espera por delante. Fue en ese momento que le dimos uso a los guantes y la chaqueta impermeable que nos pedían como material obligatorio y de la que no nos volvimos a quejar por el peso que nos haría llevar encima.
3… 2… 1… SORTIDA
El dialecto catalán nos acompañaba en todo momento. Es que La Palma es una de las islas pertenecientes a la Comunidad Autónoma de Canarias y su punto más alto, el Roque de los Muchachos, a donde llegaríamos, hace de la isla la segunda más elevada del archipiélago.
Justo antes de salir, intento encender mi linterna… no prende ¡No prende! ¡No puede ser! Acto seguido Plan B, busco la linterna del teléfono y así me fui hasta que me di cuenta que no haría falta. Era tanta la gente a mi alrededor que la oscuridad nunca fue parte del camino. Incluso en el momento en que la subida se volvía más angosta, el amanecer empezaba a mostrarse y la luz del sol empezaba a iluminar nuestros pasos.
Tres kilómetros apenas, con 800 de desnivel positivo para agarrar calorcito hasta llegar al PC1. El amanecer más espectacular que he visto en mi vida nos recibió en El Reventón. Primer chequeo listo, sigo adelante porque no me hacía falta recargar nada. Preferí salir llena para no perder tiempo en el primer punto y poder despegarme un poco de la cola en la que sabía que quedaría atascada.
Sigo por un bosque de pinos espectacular que me recordó mucho a la ruta de la Simón Bolívar, mi favorita en Caracas, y trato de mantener el paso pero sin apuro porque todavía faltaban 16 kilómetros hasta el PC2 con unos 600 positivos más o menos.
El clima empezó a cambiar, la ruta se empezó a despejar y lo que antes era un senderito más bien resbaloso por las acículas de los pinos (ramitas que luego supe que sirven para generar energía eléctrica) pasó a ser de arena de un color arcilloso con muchas piedras que había que ir esquivando.
El camino era cada vez más empedrado y el sol empezaba a pegar porque los pinos habían quedado atrás. A lo lejos se empezaban a ver las cúpulas del Observatorio de Astrofísica de Canarias. Allí no solo tienen el telescopio más grande del mundo, sino que es uno de los lugares que reúne las mejores condiciones para la investigación astronómica del planeta.
Pasarle por un lado fue maravilloso, no solo por lo que representa, sino porque era indicativo de que solo quedaban cuatro kilómetros para el Roque de los Muchachos, el punto más alto de la carrera y donde sería el primer corte de carrera a las 13:30. En mi reloj marcaban las 12:00, una hora de ventaja para llegar…
La BAJADA INFINITA y mi paso por el Roque de los Muchachos en la parte 2…